miércoles, 21 de febrero de 2018

La Xina que arriba (Manel Ollé)

Reseña que hice para la asignatura de Historia Contemporánea del Asia Oriental en 2015.


La Xina que arriba


            La Xina que arriba es un ensayo escrito por Manel Ollé, profesor de historia en la Universidad Pompeu Fabra.

            La primera cosa a tener en cuenta es que se publicó hace seis años [cuando escribí la reseña], por lo que aquella información que proporciona de “actualidad” hace referencia especialmente a los años 2008-2009. La segunda es que es un libro que, si bien parece estar destinado a un lector que quiera aprender más del país asiático, la continua utilización de vocabulario específico y referencias ejemplificadoras sin explicar o desarrollar (Pequeño Timonel, espíritu de la conferencia de Bandung, Cuatro Modernizaciones...) hace que el lector indicado para extraer el máximo rendimiento de este ensayo sea uno con un mínimo de conocimiento previo sobre la materia.

            Este es un libro escrito de manera personal, es decir, escrito a partir de la experiencia y conocimiento sobre la materia del profesor Ollé, que selecciona una serie de temas considerados relevantes para dibujar una amplia imagen sobre el país asiático en la actualidad. En él reitera en numerosas ocasiones que el objetivo de este ensayo es invitar a la reflexión, e intentar mostrar tanto las luces como las sombras de una China que nos llega a partir de datos económicos, opiniones contradictorias y una dicotomía entre la concordia y la discordia que suscita el auge del gigante asiático en el plano internacional, sin entrar nunca a dar “diagnósticos definitivos” sobre la materia.

            Como la propia introducción del libro explica, Ollé se basa en una perspectiva de “tres tiempos” para hacer su estudio del país asiático. En primer lugar está el de larga duración, que contiene el bagaje cultural e histórico que ha ido definiendo el desarrollo de la mentalidad de la población China, diferente (ni mejor ni peor) a la que se pueda tener en occidente, y que comporta una serie de diferencias (por ejemplo en conceptos como ley o libertad) que hay que tener en cuenta en el relativismo cultural con el que analizamos “al otro”, a la vez que se ha de hacer un ejercicio consciente para deshacerse de prejuicios y mitos concebidos desde el etnocentrismo euroamericano.

            La segunda perspectiva la sitúa en los últimos doscientos años de historia transcurridos, que incluyen tanto el período de las “humillaciones”, con los tratados desiguales y las Guerras del Opio, como el período maoísta de agitación social y revolución. Esta perspectiva es importante para hacerse una idea de dónde viene la actitud prudente y pragmática del actual gobierno del Partido Comunista de China, que tiene todavía presente las consecuencias de las “improvisaciones” de la Revolución Cultural y el Gran Salto Adelante, nada favorables para el desarrollo económico del país (como mínimo en lo que a calidad de vida se refiere), y de por qué incide en la promoción del “orgullo nacional” como herramienta para combatir voces contrarias a las políticas del PPCh y mantener unida hasta cierto punto a la población con un objetivo común. 

            Por último, la última perspectiva desde la que analiza la actualidad de China se centra en los últimos treinta años de su historia, en el desarrollo del “socialismo de mercado” aplicado por la cúpula del PCCh con Deng Xiaoping a la cabeza, que ha llevado al país a ser una gran potencia emergente a nivel internacional. Es una perspectiva más concreta, que se centra en identificar los problemas o aspectos positivos derivados de la modernización, y de cómo muchos de ellos ya existían con anterioridad, como la distribución desigual de la riqueza entre zonas urbanas y rurales, la corrupción y la coerción (directa e indirecta) del gobierno sobre los ciudadanos.

            La división del libro es un poco confusa, puesto que no sigue un orden cronológico ni aparentemente temático claro, y entremezcla diferentes acontecimientos y reflexiones a lo largo de los tres episodios de los que se compone el ensayo. 

            Comienza con un capítulo dedicado a comentar la dificultad que supone hacer un estudio sobre un país en clave de futuro, puesto que es, según Ollé, predecir lo que ocurrirá, por lo que se remite continuamente a sucesos del pasado para analizar el presente (aunque en ocasiones sí vaticina algunos acontecimientos, como la subida al poder de Xi Jinping en el relevo de los dirigentes del PCCh). Sin embargo en dicho episodio también se hace eco de los Juegos Olímpicos, del escándalo de la leche en polvo con melanina o de las deficiencias del sector de la construcción, y de la parte “oculta” de la sociedad que critica a los gobernantes con chistes o juegos de palabras (shunkouliu 顺口溜).

            En la segunda parte del libro se profundiza en el tema de las “tres perspectivas” explicadas con anterioridad, haciendo hincapié en el plano internacional y el papel del China en la globalización económica y social. También en este capítulo se abarcan diferentes temas, tales como la importancia de la familia, el etnocentrismo con el que el país asiático también observa a occidente (“intromisiones extranjeras con conceptos ajenos a la cultura china”), o el papel del Partido Comunista de China como garante de la estabilidad que impide que la sociedad se aboque al caos o luan según sus defensores o bien como ostentador del monopolio del poder dictatorial que censura y controla a la población según sus detractores.

            Por último se abre un capítulo que profundiza más en la tercera perspectiva, la de los últimos treinta años, aunque de nuevo hace referencias a hechos anteriores. Uno de los temas más extensos es el papel que juega el Partido Comunista de China en diferentes aspectos de la vida de la población, como por ejemplo el abandono del sistema “cuenco de hierro” para dar paso al modelo empresarial más “capitalista”, pero sin la cobertura del sistema de paro o de pensiones con las que cuentan otros países (algo que no fomenta la “sociedad de consumo”, especialmente en las zonas rurales). La crisis europea y americana del 2008 ha hecho que de una producción orientada a la exportación, se plantee un nuevo enfoque más interno, por lo que si se quiere generar consumo es posible que se hayan de producir cambios en las políticas económicas en vistas a largo plazo. El papel del PPCh también se menciona en cuanto a la restricción del uso de las redes sociales y de Internet, y es que la importancia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías es un tema que, como muchos otros, se menciona periódicamente a lo largo del ensayo y tiene un papel destacado. La censura de webs y blogs por parte del gobierno, la renovación de los reclamos “nacionalistas” del Partido enfocado a la juventud, el acceso a la información de la que disponen los ciudadanos de a pie, generalmente de las áreas metropolitanas... todos ellos dejan entrever una ventana abierta a numerosas posibilidades de cambio político en función de su futuro desarrollo en el país y del control que consiga ejercer el PPCh.

            Una vez leídas todas las partes, considero que aunque en la mayor parte del libro se cumplen las pautas que el autor se había impuesto, como por ejemplo ofrecer varios puntos de vista (tanto buenos como malos) de los acontecimientos o bien crear una serie de preguntas que inviten a la reflexión, su intención de no ejercer juicios de valor (o diagnósticos) definitivos no siempre queda clara: en ocasiones asevera opiniones personales que puedo o no compartir, y que no es del todo evidente si las utiliza para despertar una reacción contraria al lector o bien define lo que él considera la “China real” (rascacielos de Shanghai como símbolos fálicos; 'una de las sociedades más insolidarias y competitivas que uno se pueda imaginar...'; 'la horrible chinoiserie'...).


            A nivel personal no creo que el libro me haya resultado tan productivo como preveía. Muchos de los temas planteados se utilizan como pie a reflexionar sobre la “realidad” de China y no se profundiza demasiado en ellos, por lo que de interesarse por alguno en concreto requiere de una búsqueda de información externa para ampliar la información. En el aspecto de motivar al auto-enriquecimiento sí encuentro positiva la lectura. Sin embargo, la mayor parte de temas ya los había tratado con anterioridad a lo largo de la carrera, por lo que me ha servido más de repaso que de adquisición de conocimientos o de puntos de vista novedosos, y el hecho de que fuera escrito en 2009 hace que la información de actualidad destacada no sea tan de “actualidad”. Además, uno de los pocos acontecimientos que no conocía y me ha suscitado interés, la carta del 08, aparece erróneamente como la carta del 88 al principio, así que si puede haber fallos de este tipo me hace cuestionar si no habrá más que haya pasado por alto. En conclusión, creo que La Xina que arriba me hubiera podido parecer más interesante de haberlo leído a principios de la carrera y no a finales, aunque un repaso general del país asiático nunca viene mal.

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