Este trabajo fue realizado para la asignatura de Política del Asia Oriental (2º curso)
El sistema penitenciario japonés
Actualmente
en España el número de presos, que están repartidos por 82 centros
penitenciarios, asciende a 70.491 (10.524 de ellos en Cataluña). En
nuestro país, que tiene cerca de 46.32 millones de habitantes, el
porcentaje de presos se estima en 152 por cada 100mil personas. Si
trasladamos estas cifras a Japón, observamos que con una población
de 127.9 millones de habitantes, el número de presos total
únicamente es de 74.476, repartidos en 188 centros penitenciarios
(unos 58 presos por cada 100mil personas).
A
primera vista puede parecer que Japón es un país con poca
criminalidad o, por lo menos, con poco índice de encarcelamientos en
comparación a España. Sin embargo, si ahondamos en el sistema
penitenciario japonés nos daremos cuenta del significado de las
cifras anteriormente mencionadas y de cómo dista el modelo
carcelario de Japón al español.
El
sistema judicial y penal de Japón está bajo la jurisdicción del
Ministerio de Justicia (司法省),
actualmente presidido por Hideo Hiraoka (miembro de la Casa de
Representantes), y bajo su autoridad encontramos al Director General
de la Administración Penitenciaria, Yoshinobu Onuki.
Los
objetivos de dicho Ministerio consisten en ofrecer una serie de
instituciones (policía nacional y prefectural, oficinas judiciales
públicas independientes, tribunales, cárceles, órganos
correctivos...) con las que garantizar el orden público del país
mediante políticas para concienciar a la ciudadanía, el arresto de
criminales y su rehabilitación y en extender la autoridad judicial a
través de la 'discreción' de sus funcionarios. Este último punto
es el origen de varias controversias que se explicarán más
adelante.
En
el campo del Derecho nos remontamos hasta 1880 para ver la creación
del primer Código Penal (刑法)
formal del país, junto al también novedoso Código de Instrucción
Criminal. Hasta entonces la ley penal se había llevado a cabo por
los daimyo mediante leyes locales. En el Código Penal de
1880, basado en el Código Napoleónico de Francia, se incluían una
serie de avances en materia legal nunca vistas hasta entonces en
Japón: el reconocimiento expreso de la igualdad de los ciudadanos
ante la Ley, centrar el poder judicial en manos de la administración
estatal, la prohibición de la retroactividad de las leyes, la
abolición de las sentencias para grupos y por último la condonación
de las ofensas al Emperador, que ya no podrían ser usadas como único
motivo para juzgar a una persona.
Revisado
en 1907 y en 1947 (esta vez con influencias del modelo alemán), el
Código Penal japonés actual incide en el procedimiento criminal que
se debe seguir al arrestar a un sospechoso y en la organización de
tribunales y cárceles. La corrección más importante del código de
1947 es la de eliminar la investigación preliminar de los juicios
(que no es lo mismo que la investigación que se lleva a cabo antes
de formalizar una denuncia ante un juzgado por parte de los policías
investigadores). En su lugar, cede más competencias al cuerpo
policial en forma de 'discreción', es decir, los policías tienen la
potestad de resolver un crimen menor sin la necesidad de acudir a un
juzgado. Primeramente pueden arrestar a un sospechoso durante 72
horas sin dejar que se comunique con el exterior para interrogarle y,
en su caso, extraer una confesión. El detenido tiene el derecho de
permanecer en silencio y a reclamar un abogado (aunque como
técnicamente no está acusado judicialmente, el Estado no le pagaría
los gastos). En caso de seguir con sospechas, los policías pueden
acudir a un juez de oficio y pedir una prórroga del encarcelamiento
preventivo hasta 10 días, que podrían ser prorrogados otros 10
antes de tomar la decisión de liberarlo o de llevarlo a juicio.
Las
celdas en las que pueden ser encerrados hasta 23 días sin tener el
rango de acusados se llaman Daiyou Kangoku
(代用監獄),
literalmente 'Cárceles Sustitutas' y fueron creadas en 1908 para
remediar la falta de cárceles de aquel entonces, problema que ya
está solucionado: hoy en día la capacidad total de los centros
penitenciarios japoneses es de 87.754 presos, y están ocupadas al
87.6% (como nota comparativa, en España la capacidad total es de
55.421 presos y están sobrepobladas al 138%, en Cataluña al 94%).
La diferencia principal entre las Daiyou
y los centros de detención formales es que las celdas de las
comisarías están bajo la supervisión de la policía que lleva a
cabo la investigación para inculpar al sospechoso, mientras que en
las prisiones los que están al mando son cuerpos de seguridad
carcelaria profesionales, que están al margen de las investigaciones
o acusaciones de los presos. Debido a esta práctica habitual de
resolución de conflictos sin entrar a juicio ni encarcelar a los
acusados en prisiones estatales, el número de presos en japón no
refleja todo el número de detenciones que se hacen realmente en el
país (ya que las daiyou
no entran en el recuento oficial).
El
Comité de Derechos Humanos de la International Bar Association,
una organización internacional que intenta velar por el cumplimiento
de la Ley y la consecuente protección de los DDHH, se interesó por
las Daiyou Kangoku en
1994 y empezó una investigación sobre la metodología empleada en
ellas. En ella se citan transgresiones de la propia Constitución
Japonesa (como el artículo 121)
y una serie de características que enturbian la transparencia del
proceso: el secretismo de las interrogaciones (en las que podrían
cometerse impunemente casos de abuso o tortura), no hacer falta
pruebas reales en el momento de hacer la detención, centrarse
demasiado en la propia confesión del reo (vulnerando el derecho a no
tener que acusarse a uno mismo2),
que los jueces accedan tanta facilidad a prorrogar el tiempo de
encarcelamiento para evitar llevar más casos a juicios de los
necesarios, y a la falta de una autoridad central administrativa
imparcial que las controle de cerca. Sin embargo, actualmente las
daiyou cuentan con el
apoyo de la mayoría política, y no parece que vayan a desaparecer
(teniendo en cuenta que se crearon como una medida temporal). Lo
único que se plantean hacer respecto al tema es instalar cámaras de
grabación en las salas de interrogación para evitar el abuso
policial.
Por
otra parte, en lo que respecta a la organización judicial de Japón,
existen 5 tribunales diferentes en los que juzgar a los acusados: los
tribunales de distrito, los tribunales sumarios, los tribunales de
familia (o de menores), el tribunal superior (al que pueden apelar
los anteriores) y, por encima de todos ellos, el Tribunal Supremo, al
que sólo puede apelar el tribunal superior o en cuestiones de
inconstitucionalidad.
Una
vez pasan por estos tribunales, los sentenciados a prisión son
clasificados según su sexo, su nacionalidad, el tipo de pena que han
de cumplir y el grado de criminalidad, la duración de su condena y
según su estado físico y mental. Actualmente en Japón existen 62
prisiones principales para adultos y 8 secundarias, 7 prisiones para
jóvenes y menores, 7 cárceles que aplican la pena de muerte
(llamadas kouchisho 拘置所)
y 104 secundarias para delitos menores o para sentenciados de corta
duración. En este recuento oficial no se tienen en cuenta las
escuelas de entrenamiento para jóvenes, a las que envían a muchos
de los menores para reeducarlos en lugar de la cárcel.
En
cuanto al funcionamiento interno de la cárcel, un documental francés
llamado Le Japon à double tour (Japón
entre rejas en la versión
española) hace un retrato bastante objetivo del interior de la
cárcel de Fuchu, en Tokyo. Este documental es por ahora el único
que ha conseguido los derechos de grabación del interior de una
cárcel japonesa, y si bien no está censurado por el Ministerio de
Justicia (tan sólo contiene una réplica al final del mismo por
parte de Kanichiro Ishiwatari, director adjunto de asuntos generales
durante la grabación en el 2000), sus creadores no pudieron acceder
a una de las partes más protegidas de Fuchu: las celdas de
'protección'. Estas celdas, en las que se practica el Chobatsu
o castigo para los reos violentos, ruidosos o para los que intentan
quitarse la vida, han sido duramente criticadas por Amnistía
Internacional, que denuncia la gran cantidad de malos tratos que
parecen haber sufrido los convictos.
La
información que muestra el documental puede confirmarse con la
información que proporciona la embajada de los Estados Unidos en
Japón a sus ciudadanos en caso de ser arrestados en el país nipon.
En la prisión de Fuchu, destinada principalmente a hombres
reincidentes y a extranjeros, y en general en todas las prisiones del
país, impera el régimen militar. La disciplina y el orden son las
piedras angulares del programa de rehabilitación que el gobierno
cree conveniente para sus presos. Deben caminar en marcha militar,
cumplir con todas las normas del centro, trabajar sin
desconcentrarse... en definitiva, una serie de pautas que pretenden
automatizar los movimientos de los reos. La disciplina también la
han de cumplir los trabajadores de la prisión hacia los prisioneros,
sin humillarles ni tratarles mal, y no van armados con pistolas.
El
horario que siguen sus internos es el siguiente:
06:50
Levantarse y hacer la cama
07:10 Desayunar
07:35
Ir a los centros de trabajo y pasar lista.
08:00
Trabajar
09:45 Descanso
10:00 Trabajar
12:00 Comida
12:40
Trabajar
14:30 Descanso
14:45 Trabajar
16:40 Fin de la
jornada laboral
16:45 Volver a las celdas
17:15 Cena
18:05
Actividades y Educación autónoma
19:00 Actividades opcionales
(autónomas o trabajar)
21:00 Dormir
21:00 Dormir
Los
reos no cobran por trabajar, aunque reciben una compensación
modélica dependiendo de su productividad laboral. A las 19:00 los
que quieran pueden hacer trabajos extras con los que acumular dinero
para cuando acaben de cumplir su condena. Además el comportamiento
positivo y productivo es recompensado, y un preso puede ascender
hasta cuatro grados de compensación (cada uno de ellos con menos
rigidez de control por parte de las autoridades) por su buena
actitud. El documental de Le Japon à double tour difiere
ligeramente del horario proporcionado por la embajada americana, ya
que los reos en Fuchu solo tienen 8 minutos de descanso en lugar de
15. Entre las actividades que ofrece el centro también están 3
horas de ejercicio físico a la semana, dos duchas de media hora y la
visita externa de cantantes y artistas teatrales.
El
homónimo femenino de Fuchu sería la cárcel de Togichi (en la
prefectura de mismo nombre, al norte de Tokyo), aunque en este caso
la militarización es menos estricta. En ella también se encuentran
la mayoría de extranjeras detenidas en Japón.
Bibliografía
-The
Japan Times: 'Substitute prison' system likely to survive revision
-Ministerio
de Justicia (Correction Bureau)
-Embajada de los
Estados Unidos en Japón (Prisiones)
(Arrestos
en Japón)
-Constitución
Japonesa de 1947
-Amnistía
Internacional. Japan: Prisoners face cruel and humilliating
punishment.
-APB
News: Obedience to Authority
-International
Bar Association: The Daiyo Kangoku (Substitute Prison)
System of Police Custody in Japan.
-International
Centre for Prison Studies.
-The Japanese
Judicial System.
-Documental:
Le Japon à double tour
TVE
La Noche Temática:
http://www.rtve.es/?go=eacaa4148f48af89730076a6669df2169fcb5b71e1aa29da6b3326aee96788b151b39229993336c7849957a42cc7e74b
-Wikipedia y Google
como motores de búsqueda.
1Artículo
12: La libertad y los derechos garantizados al pueblo por la
Constitución serán mantenidos con el constante empeño del mismo,
quien a su vez evitará todo abuso de estas libertades y derechos y
será responsable de su utilización en favor del bienestar público.
2Artículo
38: Ninguna persona estará obligada a declarar contra sí misma. La
confesión obtenida mediante coacción, tortura o amenazas, o luego
de una detención o arresto prolongado, no será considerada como
evidencia. Ninguna persona será condenada o castigada en los casos
en que la única prueba en su contra sea su propia confesión.
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