lunes, 6 de agosto de 2012

Qiu Xiaolong. Muerte de una heroína roja


Reseña realizada para la asignatura de Sociedades del Asia Oriental (2º curso). 
Spoilers ahead. 


Muerte de una heroína roja



Muerte de una heroína roja es la primera novela de Qiu Xiaolong, escrita en lengua inglesa y publicada en el 2000 en Nueva York. Lejos de ser una novela negra convencional, la obra de Xiaolong utiliza la investigación de un crimen como telón de fondo para presentarnos el entorno de Shanghai en los años 90: una ciudad en pleno desarrollo económico, con grandes cambios sociales y políticos que encuentran sus raíces en las reformas económicas impulsadas por Deng Xiaoping en 1978. A través de los ojos del protagonista y de otros personajes secundarios, el autor de la novela dibujará un contexto social en diferentes temáticas y con una gran variedad de matices. 




<<Una vida destruida en la flor de la edad>>.

La historia nos presenta el asesinato de Guan HongYing, una trabajadora modelo de rango nacional de la que, pese a su éxito laboral y reconocida fama, no se sabe prácticamente nada en relación a su vida privada. Este caso será el primero al que tenga que hacer frente el recién ascendido inspector jefe Chen, un joven miembro del Partido Comunista Chino con más pasíon por la poesía y la gastronomía que por el oficio de policía. Con su ayudante Yu Guangming, Chen investigará el entorno de Guan y poco a poco irá desentrañando la doble vida que llevaba la joven como trabajadora destacada e inmaculada y como mujer enamorada y pasional, con un final trágico a manos de su amante: Wu Xiaoming, el hijo de un cuadro superior del PPCh con riqueza, poder y carisma. La intriga que despierta en el lector a mitad de la novela no es tanto el '¿quién es el asesino?' sino el '¿podrá ser arrestado por ser quien es?', '¿Prevalecerá la justicia?'. En este caso, la justicia resulta ser relativa: ¿es juzgado por haber asesinado a Guan o por ser un ejemplo del mal que puede acarrear la burguesía occidental?. 




<<Conseguir un piso nuevo en Shanghai era una ocasión digna de celebrar>>.
Uno de los temas que se tratan nada más empezar la novela es el de la falta de viviendas en la ciudad de Shanghai. Gracias a la economía de mercado introducida a finales de los 70, las ciudades costeras urbanas crecieron durante una década a un ritmo acelerado. La mejora de la calidad de vida en general aumentó el número de la población, y pese a la ley del hijo único, la sobrepoblación sigue y seguirá siendo un problema importante para el gobierno. Además, el sector de la construcción atrajo en los 90 a un gran número de trabajadores que ofrecían sus servicios de mano barata a algunas empresas, que hacían la vista gorda en muchas ocasiones al hukou de los obreros a cambio del ahorro que simbolizaba no hacerse cargo de su seguridad social. A partir de 1949, las instituciones gubernamentales eran las propietarias de los apartamentos y eran las encargadas de distribuirlos por la población mediante solicitudes y listas de espera. Las grúas (o "pájaros amarillos") invadían la ciudad creando cada vez edificios más altos para dar cabida a tanta población, si bien conseguir que el Partido te adjudicara un piso nuevo pequeño era tan complicado que era más cuestión de contactos o de suerte.


En la novela, Chen tiene la sospecha de que ha conseguido un piso gracias a su condición de inspector y miembro en auge del Partido, lo cual no parece desacertado. De una o dos habitaciones y la mayoría con baño y cocina compartidos, los pisos solían acoger a familias enteras en espacios reducidos. Los menos afortunados, incluyendo a los estudiantes y a los solteros, solían acabar en dormitorios, como el personaje de Guan Hongying. El hecho de que Chen sea soltero y tenga un piso con baño propio nos da una pista sobre la importancia de la influencia política en la China de los 90 y de la envidia que puede suscitar ante los cuadros superiores.



<<Era para él un deber moral conocer, como un habitante más, el suplicio del tráfico de Shanghai>>.

Que Chen prefiera caminar para despejar su mente se puede considerar una ventaja en una ciudad como Shanghai, aunque cuando es ascendido a director suplente de la Oficina de Control del Tráfico de Shanghai no tiene más remedio que fijar su atención en un problema que se va repitiendo a lo largo de la novela: la falta de desarrollo en los transportes públicos y en infraestructuras de la ciudad. Entre las obras que plagan la ciudad, muchas de ellas están destinadas a la creación de nuevas carreteras, puentes y metros, y se le da importancia al control de la circulación a través de comités locales. Con el crecimiento de capital privado de empresarios y altos cargos políticos y, en general, del mayor poder adquisitivo de unos pocos, el número de coches privados en la ciudad se hacía cada vez más elevado. Además, por culpa del sistema de distribución laboral que se llevaba a cabo desde el fin de la Revolución Cultural, que ignoraba el lugar de residencia como criterio para adjudicar trabajos, una gran parte de la población Shanghainesa tenía que desplazarse diariamente a su lugar de trabajo mediante coches, buses, metro, taxis o bicicletas, como le ocurre al personaje de Peiqin, la mujer de Yu Guangming, agravando aún más la circulación en las carreteras. Durante la investigación, también se pone de manifiesto que el número de taxis que trabajan en negro es tan elevado que es imposible rastrearlos a todos.



<<Si hay algo que le interesa en Guangzhou, quizá pueda ayudarle>>.
En la sociedad china las relaciones sociales son de gran importancia. Las redes sociales guanxi de Chen juegan un papel vital en el desarrollo del caso, facilitando en muchos casos la adquisición de información, de recursos o de contactos necesarios que, sin esa red social, hubiera sido muy complicado de conseguir. Por una parte tenemos a la periodista Wang Feng, que pese a no poder publicar libremente todo lo que desee en el Wenhui, supone una buena fuente de información para el investigador.

Su amigo "Chino de Ultramar" le pide en este caso un favor económico a Chen, que se ve obligado a aceptar pese a sus propias dificultades económics, y más tarde se lo devuelve ofreciéndole no sólo el 50% de su nuevo y exitoso restaurante de inspiración eslava, sino información, refugio y, de regalo, un intento de actuar de celestina entre Chen y Wang.

También Luo Ouyang, el hombre de negocios apasionado por la poesía que Chen conoce en Guanzhou, resulta ser clave para la localización de Xie Rong, una de las pocas pistas con las que cuenta el inspector para avanzar en el caso. Sin la ayuda de este contacto, hubiera sido prácticamente imposible conseguir su dirección mediante los procesos legales y desde el departamento de policía del lugar.

Por último, el padre de Yu, el "Viejo Cazador", supone una gran baza para conseguir el testimonio acusatorio de Guo Qiang, el amigo de Wu Xiaoming, para el que ofrecía una coartada para el asesinato (producto de otra relación de favores entre Guo y Wu).

Muchos otros personajes secundarios también aportan su grado de arena en la novela, como el Secretario del Partido Li, la mujer de Yu, o un antiguo romance de Chen, Ling, que será la pieza que efectúe el 'jaque mate' de toda la investigación.


<<Un veterano como Wu Bing, en coma y postrado con una máscara de oxígeno, debía permanecer como una figura intocable y eso incluía su mansión, su coche y, por supuesto, sus hijos>>.
La novela presenta uno de los grandes problemas a los que se enfrenta China en la actualidad en materia de criminología: pese a la tasa de criminalidad del país es relativamente baja, los esfuerzos del gobierno para poner freno a su crecimiento no acaban de dar el resultado esperado. La mano dura aplicada en casos de resolución rápida o de infracciones que en otros países se consideran leves, como el robo o la venta de software pirata, no se reproduce con la misma severidad en el crimen organizado (como por ejemplo los burdeles) ni se aplica de igual manera dependiendo de la persona implicada y en el grado de inestabilidad política que pueda suponer: la armonía social y los intereses del Partido parecen ir ante todo. En este caso, el personaje de Wu Xiaoming se escuda tras la protección de su padre (un veterano cuadro superior) y la influencia de la familia de su mujer, para cometer una serie de excentricidades extramaritales, delitos varios como el chantaje o la falsificación de documentos y, en última instancia, de asesinar. La pena de muerte, aplicada en China sistemáticamente, no parece suponer un elemento disuasorio para él, ya que confía en su impunidad


<<¿Qué pensará la gente? ¡Bancarrota ideológica!>>.
Hacia la mitad de la novela, el enemigo 'de facto' al que se han de enfrentar Chen y Yu para atrapar al verdadero criminal, Wu Xiaoming, pasa a ser el propio Partido Comunista de China. El mero hecho de que el viejo comisario Zhang, aparentemente jubilado y sin el poder con el que contaba antiguamente, encuentre una conexión entre un poema de Chen y los incidentes de 1989 en la Plaza de Tiananmen crea una brecha por la que el Partido intentará frenar la investigación del asesinato de Guan, anteponiendo la estabilidad política ante todo. El Comité de Disciplina del Partido, un órgano interno del propio partido, seguirá los pasos del inspector sin reparar en medios, como por ejemplo pinchar su teléfono o dar una mala imagen de él hacia a sus compañeros de trabajo: el Partido te da poder y el Partido te lo quita. Su relación no oficial con una periodista casada, su vinculación con un 'salón de masajes' en Guangzhou o su caracter de "reformista" le ponen en el punto de mira de los altos cargos. Lo irónico es que el inspector jefe Chen tiene que recurrir precisamente a la ayuda de una HCS con influencia para desencallar la investigación y atrapar a Wu.


<<Estilo de vida burgués decadente... Mmm... Es una acusación muy popular>>.
Con la implantación del sistema socialista de mercado, la diferencia del nivel de vida entre ricos y pobres cada vez se hace más acusada. Las personas con poder viven en barrios de lujo, en mansiones de corte occidental y tienen coches importados. Los menos agraciados viven en pisos y habitaciones compartidas, sufrieron los estragos de la Revolución Cultural y, en ocasiones, tienen dificultades para conseguir productos de primera necesidad incluso a precio oficial. La ostentosidad de los "capitalistas burgueses" no está bien vista por la población, y genera un clima de crispación y tensión dirigida en especial hacia los hijos de los cuadros superiores. El propio Chen es acusado de llevar un estilo de vida burgués decadente cuando el Partido lo ve como un obstáculo para su estabilidad política.


<<La justicia es como una esfera en manos de un mago: cambia de color y de forma a la luz de la política>>.
Finalmente, cuando Wu es acusado y condenado, la pena de muerte (vista con buenos ojos por la mayoría de la población China) se emplea en este caso para “apaciguar la ira de las masas”, citando a Mao, y para dar un mensaje del Partido a la ciudadanía: el sistema de vida burgués puede acabar corrompiendo hasta a los hijos de veteranos marxistas; es un mal que ha de ser combatido sin importar la condición de la persona. La justicia es igual para todos. ¿Es eso cierto? La novela da a entrever, mediante los pensamientos de Chen, que Wu no muere por haber asesinado a Guan Hongying: muere como chivo expiatorio, para servir de ejemplo a sus semejantes, para fijar las directrices del Partido y dejar claro su posicionamiento ante el modelo occidental. 

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