martes, 7 de agosto de 2012

Las Cuatro Nobles Verdades del Buddhismo


Trabajo realizado para la asignatura de Pensamiento Clásico del Asia Oriental (2º curso). Se centra tan solo en una parte del Buddhismo. 


Las Cuatro Nobles Verdades del Buddhismo


Se dice que cuando Siddhartha Gautama se sentó bajo el árbol Bodhi de la iluminación, atravesó las cuatro etapas del camino hacia el nirvana en una noche y se levantó al día siguiente como Budda (el Iluminado), un sabio conocedor de la verdadera naturaleza de nuestra realidad y que ha conseguido escapar del samsara: el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento del cual forman parte las personas y que está impregnado de sufrimiento.


Tradicionalmente se explica que para alcanzar el nirvana hay que atravesar 4 etapas o fases. Estas fases pueden ocurrir en diferentes reencarnaciones o en una misma vida (como hizo Buddha). En primer lugar se han de comprender las Cuatro Nobles Verdades y dirigir tus esfuerzos a dejar de generar karma, para escapar así del sufrimiento inherente al ciclo de renacimientos. Después se dice que esa persona (“aquel que regresará una vez”) renace o aparece en el Reino del Deseo, en el que medita hasta pasar al Reino de la Forma, en el que finalmente alcanzará el nirvana (“aquel que no regresará”). Este primer nirvana (residual) es el que hace que una persona pase a ser un Arhat, es decir, un sabio que comprende la verdadera naturaleza de la realidad, que ha dejado de generar karma y que abandonará el samsara una vez se acabe su vida actual y alcance el segundo nirvana, o nirvana final.


Tras alcanzar el nirvana (o primer nirvana), Buddha se reunió con los que serían sus discípulos y pronunció el primer discurso (sutra), llamado Sermón de Benarés, que haría girar la rueda del Dharma (Ley Natural o doctrina), es decir, el que contendría los fundamentos del pensamiento buddhista. En este discurso, Siddharta Gautama explicó las Cuatro Nobles Verdades (Arya-sattya), con las que cualquier persona podría alcanzar el nirvana y salir del samsara.


A partir de entonces, el buddhismo se extendió por la India y se diversificó geográficamente por otros países, como Sri Lanka, Myanmar, Japón, Corea, China e incluso Europa o Estados Unidos en la actualidad, en los que entró en contacto con otras formas de pensamiento. No existe una jerarquía dentro del buddhismo, y existen varias escuelas que difieren bastante unas de otras: la escuela Theravada se centra en la actividad monástica y en el estudio de los sutras, la escuela Hinayana hace hincapié en alcanzar el nirvana siguiendo el ejemplo de Buddha, mientras que el Mahayana tiene como objetivo hacer llegar a todos los buddhistas, posponiendo si hace falta la propia entrada al nirvana para ayudar a los que no lo consiguen (en este caso los sabios se hacen llamar Bodhisattva, es decir, alguien que ha alcanzado la iluminación pero que aún no ha entrado en el nirvana final).


Aún así todas esas escuelas, si bien cambian en cuanto a las prácticas o a los objetivos finales o incluso en las vueltas que ha dado la rueda del Dharma desde el primer sutra, comparten una doctrina común, el fundamento del buddhismo: las Cuatro Nobles Verdades que pronunció el primer Buddha.


La Primera Verdad (duhkha) es la del sufrimiento.


Según Buddha existen tres tipos de sufrimiento, tanto de cuerpo como de mente, que hay que comprender. El primero de ellos es el más fácil de ver: el sufrimiento de nacer, envejecer, morir, perder a nuestros seres queridos, crearnos enemigos, no encontrar aquello que deseamos y tener aquello que no queremos. A partir de ese sufrimiento podemos ver el segundo: el placer. Las cosas que nos causan dolor son obvias, pero el anhelo y la frustración que surgen de nuestro deseo pueden darnos la felicidad al principio, pero a la larga siempre se acabará perdiendo y acabará en sufrimiento. Y por último estaría el sufrimiento del condicionamiento, que solo puede comprender alguien que haya alcanzado un nivel de comprensión de nuestra naturaleza profundo: en este mundo las cosas son efímeras y no tienen un alma o núcleo permanente, las personas estamos formadas por elementos físicos y mentales temporales, que están en continuo cambio, movidas por el karma que llevamos a cuestas ya desde otras vidas. Puesto que lo que nos ocurre en esta vida escapa a nuestro control, lo que ahora puede parecer felicidad, al cabo de un momento puede tornarse sufrimiento. El verdadero sufrimiento está en la ignorancia de lo que sucederá en adelante.


La Segunda Verdad (samudaya) es la del origen del sufrimiento.


Existen dos causas que originan sufrimiento. La causa inmediata es el karma y las causas base son el deseo (o 'sed de vivir'), el odio y la ignorancia. El karma vendría a ser como una Ley Natural, son las 'semillas' que generan nuestros actos, tanto malos como buenos, ya sea en esta vida o en vidas pasadas. El sufrimiento de nuestro presente puede que sea ocasionado por una acción negativa que acumulara karma negativo en una vida pasada. Pero mientras se entiende que las acciones del presente nos vienen 'dadas', las reacciones que tenemos ante ellas son libres, y dependiendo de estas reacciones y de los actos que hacemos en esta vida (libres) se condiciona nuestra vida futura.


Existen diez tipos de actos no-virtuosos que generan karma negativo y que por lo tanto son causa de sufrimiento. Tres son físicos (matar, robar, y llevar a cabo una conducta sexual no apropiada), cuatro son verbales (mentir, hablar causando divisiones entre las personas, hablar con dureza y hablar sin sentido, es decir, hablar motivado por el deseo, el odio o la ignorancia en todos aquellos casos que no se han mencionado antes, como criticar, cotillear...), y tres son mentales (tener codicia, tener intenciones o propósitos dañinos, y la más grave: tener concepciones filosóficas erróneas, es decir, creer que nuestras acciones no tienen efectos). Lo importante de estos actos no es el resultado práctico, sino la intencionalidad de los mismos (por ejemplo matar sin querer una hormiga al pisarla no genera karma negativo, mientras que la intención de matar a alguien aunque no lo logres, sí).


Aunque dejáramos de practicar esos diez actos no sería suficiente para dejar de generar karma, ya que lo que debemos hacer es dejar de generar klesas o estados mentales negativos: deseo, odio e ignorancia. Desconocer esto (ser ignorante) es precisamente el mayor mal. Por ejemplo, si no conocemos que no existe la individualidad, que no existe en nosotros algo permanente que perdure incluso tras nuestra muerte, genera un deseo de desarrollar esa ficticia individualidad y un odio hacia todo aquello que la amenace.


La Tercera Verdad (nirodha) nos dice que hemos de erradicar este sufrimiento.


Al eliminar ese sufrimiento podemos alcanzar un objetivo: llegar al nirvana (independientemente de si sigues una escuela como el Hinayana o el Mahayana) y escapar del samsara. El nirvana en sí no es un lugar, es precisamente la ausencia de ello. Una vez eliminamos el deseo, el odio y la ignorancia que generan karma, vivimos hasta que agotamos el karma 'residual' que hemos acumulado hasta entonces, momento en el que todos los elementos físicos y mentales que conforman una 'persona' se separan, se apagan, y 'muere' sin volver a renacer.


La Cuarta Verdad es la que nos explica el camino que hay que seguir para alcanzar el nirvana, nos proporciona los medios necesarios para acabar con el sufrimiento del ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento.


Existen varios caminos, pero los más famosos serían el de los Tres Aprendizajes y el del Óctuple Sendero (astangikamarga). Los tres aprendizajes son: conducta ética, meditación y sabiduría.


La conducta ética (sila) es la que hemos de seguir para no cometer actos nocivos, tanto de cuerpo como de palabra. Estos actos se corresponden a los siete primeros actos no-virtuosos que se aprenden en la Segunda Verdad. Según el buddhismo, es imposible controlar la mente (2º aprendizaje) hasta aprender a controlar nuestro cuerpo.


El segundo aprendizaje es el de la meditación (samadhi). Consiste en concentrarse focalizando toda nuestra atención en un objeto o idea determinada durante un periodo de tiempo duradero. Contraria a la idea del 'trance', la meditación buddhista consiste precisamente en evitar el desvarío y el movimiento aleatorio de nuestros pensamientos. Sólo cuando una persona es capaz de llevar sus pensamientos a ese objeto con rapidez y mantenerlos ahí sin esfuerzo se dice que ha alcanzado la Serenidad (sámatha). Una vez se ha conseguido ese estado mental se puede proceder al tercer aprendizaje y ahondar en la naturaleza de nuestra vida y nuestro mundo, alcanzar la sabiduría.


Alcanzar esta sabiduría (prajna) es un proceso gradual y complicado, y con ella podremos llegar a la liberación del samsara. Primeramente podemos acceder a ella a través del estudio de textos, sutras, escuchando las enseñanzas de los Ahrat... En segundo lugar hemos de hacer una reflexión sobre lo estudiado, meditar. Y por último, en el estado de serenidad, al cual accedemos después de la meditación, podemos alcanzar un estado de sabiduría suprema y adquirir la “visión profunda” (vipasyana).


El Óctuple Sendero es similar al camino de los Tres Aprendizajes, pero dividido en ocho partes, cada una de ellas correspondiente a un aprendizaje. La acción correcta, la palabra correcta y la forma de vida correctas son la conducta ética. La atención correcta, la meditación correcta y el esfuerzo correcto son la meditación. Y el punto de vista correcto y la intuición correcta son la sabiduría.


Por último, las Cuatro Nobles Verdades no son sucesivas. Normalmente para su estudio se agrupan entre las Verdades que te muestran lo que hay que eliminar (la Primera y la Segunda) y en las que te dicen lo que has de hacer (Tercera y Cuarta). Y dentro de cada una de ellas, como ya se ha visto, existe un desarrollo que sí es gradual y sucesivo. No puedes comprender del todo la Primera Verdad hasta que no has llegado al final del Óctuple Sendero, que se aprende en la Cuarta Verdad. Además, se dice que estas Cuatro Nobles Verdades solo son realmente verdaderas para alguien que ha alcanzado la Iluminación o Despertar, momento en el que las comprende a la perfección.


Bibliografía

  • S. Lopez, Donald, El Buddhismo: Introducción a su historia y sus enseñanzas, Barcelona: Editorial Kairós, 2009, 407pp.
  • Cheng, Anne, Historia del pensamiento chino, Barcelona: Edicions Bellaterra, 2006 (1º reimpresión), 628pp.
  • Eckel, Malcolm David, Entender el Budismo, Barcelona: Blume, 2004, 111pp.

No hay comentarios:

Publicar un comentario