Trabajo realizado para la asignatura de Pensamiento Clásico del Asia Oriental (2º curso). Se centra tan solo en una parte del Buddhismo.
Las Cuatro Nobles Verdades del Buddhismo
Se dice que cuando
Siddhartha Gautama se sentó bajo el árbol Bodhi
de la iluminación, atravesó las cuatro etapas del camino hacia el
nirvana en una noche y
se levantó al día siguiente como Budda (el
Iluminado), un sabio
conocedor de la verdadera naturaleza de nuestra realidad y que ha
conseguido escapar del samsara:
el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento del cual forman parte
las personas y que está impregnado de sufrimiento.
Tradicionalmente
se explica que para alcanzar el nirvana
hay que atravesar 4 etapas o fases. Estas fases pueden ocurrir en
diferentes reencarnaciones o en una misma vida (como hizo Buddha).
En primer lugar se han de comprender las Cuatro Nobles Verdades y
dirigir tus esfuerzos a dejar de generar karma, para
escapar así del sufrimiento inherente al ciclo de renacimientos.
Después se dice que esa persona (“aquel que regresará una vez”)
renace o aparece en el Reino del Deseo, en el que medita hasta pasar
al Reino de la Forma, en el que finalmente alcanzará el nirvana
(“aquel que no regresará”). Este primer nirvana (residual) es el
que hace que una persona pase a ser un Arhat, es
decir, un sabio que comprende la verdadera naturaleza de la realidad,
que ha dejado de generar karma
y que abandonará el samsara
una vez se acabe su vida actual y alcance el segundo nirvana,
o nirvana final.
Tras
alcanzar el nirvana (o
primer nirvana),
Buddha se reunió con
los que serían sus discípulos y pronunció el primer discurso
(sutra), llamado
Sermón de Benarés, que haría girar la rueda del Dharma
(Ley Natural o doctrina),
es decir, el que contendría los
fundamentos del pensamiento buddhista. En este discurso, Siddharta
Gautama explicó las Cuatro Nobles Verdades (Arya-sattya),
con las que cualquier persona podría alcanzar el nirvana
y salir del samsara.
A
partir de entonces, el buddhismo se extendió por la India y se
diversificó geográficamente por otros países, como Sri Lanka,
Myanmar, Japón, Corea, China e incluso Europa o Estados Unidos en la
actualidad, en los que entró en contacto con otras formas de
pensamiento. No existe una jerarquía dentro del buddhismo, y existen
varias escuelas que difieren bastante unas de otras: la escuela
Theravada se centra en
la actividad monástica y en el estudio de los sutras, la escuela
Hinayana hace hincapié
en alcanzar el nirvana siguiendo
el ejemplo de Buddha, mientras
que el Mahayana tiene
como objetivo hacer llegar a todos los buddhistas, posponiendo si
hace falta la propia entrada al nirvana
para ayudar a los que no lo consiguen (en este caso los sabios se
hacen llamar Bodhisattva, es
decir, alguien que ha alcanzado la iluminación pero que aún no ha
entrado en el nirvana final).
Aún
así todas esas escuelas, si bien cambian en cuanto a las prácticas
o a los objetivos finales o incluso en las vueltas que ha dado la
rueda del Dharma desde
el primer sutra,
comparten una doctrina común, el fundamento del buddhismo: las
Cuatro Nobles Verdades que pronunció el primer Buddha.
La
Primera Verdad (duhkha)
es la del sufrimiento.
Según
Buddha existen tres
tipos de sufrimiento, tanto de cuerpo como de mente, que hay que
comprender. El primero de ellos es el más fácil de ver: el
sufrimiento de nacer, envejecer, morir, perder a nuestros seres
queridos, crearnos enemigos, no encontrar aquello que deseamos y
tener aquello que no queremos. A partir de ese sufrimiento podemos
ver el segundo: el placer. Las cosas que nos causan dolor son obvias,
pero el anhelo y la frustración que surgen de nuestro deseo pueden
darnos la felicidad al principio, pero a la larga siempre se acabará
perdiendo y acabará en sufrimiento. Y por último estaría el
sufrimiento del condicionamiento, que solo puede comprender alguien
que haya alcanzado un nivel de comprensión de nuestra naturaleza
profundo: en este mundo las cosas son efímeras y no tienen un alma o
núcleo permanente, las personas estamos formadas por elementos
físicos y mentales temporales, que están en continuo cambio,
movidas por el karma
que llevamos a cuestas ya desde otras vidas. Puesto que lo que nos
ocurre en esta vida escapa a nuestro control, lo que ahora puede
parecer felicidad, al cabo de un momento puede tornarse sufrimiento.
El verdadero sufrimiento está en la ignorancia de lo que sucederá
en adelante.
La
Segunda Verdad (samudaya)
es la del origen del sufrimiento.
Existen
dos causas que originan sufrimiento. La causa inmediata es el karma
y las causas base son el deseo (o 'sed de vivir'), el odio y la
ignorancia. El
karma vendría a ser
como una Ley Natural, son las 'semillas' que generan nuestros actos,
tanto malos como buenos, ya sea en esta vida o en vidas pasadas. El
sufrimiento de nuestro presente puede que sea ocasionado por una
acción negativa que acumulara karma negativo
en una vida pasada. Pero mientras se entiende que las acciones del
presente nos vienen 'dadas', las reacciones que tenemos ante ellas
son libres, y dependiendo de estas reacciones y de los actos que
hacemos en esta vida (libres) se condiciona nuestra vida futura.
Existen
diez tipos de actos no-virtuosos que generan karma
negativo y que por lo tanto son causa de sufrimiento. Tres son
físicos (matar, robar, y llevar a cabo una conducta sexual no
apropiada), cuatro son verbales (mentir, hablar causando divisiones
entre las personas, hablar con dureza y hablar sin sentido, es decir,
hablar motivado por el deseo, el odio o la ignorancia en todos
aquellos casos que no se han mencionado antes, como criticar,
cotillear...), y tres son mentales (tener codicia, tener intenciones
o propósitos dañinos, y la más grave: tener concepciones
filosóficas erróneas, es decir, creer que nuestras acciones no
tienen efectos). Lo importante de estos actos no es el resultado
práctico, sino la intencionalidad
de los mismos (por ejemplo matar sin querer una hormiga al pisarla no
genera karma negativo,
mientras que la intención de matar a alguien aunque no lo logres,
sí).
Aunque
dejáramos de practicar esos diez actos no sería suficiente para
dejar de generar karma, ya
que lo que debemos hacer es dejar de generar klesas
o estados mentales negativos: deseo, odio e ignorancia. Desconocer
esto (ser ignorante) es precisamente el mayor mal. Por ejemplo, si no
conocemos que no existe la individualidad, que no existe en nosotros
algo permanente que perdure incluso tras nuestra muerte, genera un
deseo de desarrollar esa ficticia individualidad y un odio hacia todo
aquello que la amenace.
La
Tercera Verdad (nirodha)
nos dice que hemos de erradicar este sufrimiento.
Al
eliminar ese sufrimiento podemos alcanzar un objetivo: llegar al
nirvana (independientemente de si sigues una escuela como el Hinayana
o el Mahayana) y
escapar del samsara.
El nirvana en sí no es un lugar, es precisamente la ausencia de
ello. Una vez eliminamos el deseo, el odio y la ignorancia que
generan karma, vivimos
hasta que agotamos el karma
'residual' que hemos acumulado hasta entonces, momento en el que
todos los elementos físicos y mentales que conforman una 'persona'
se separan, se apagan, y 'muere' sin volver a renacer.
La
Cuarta Verdad es la que nos explica el camino que hay que seguir para
alcanzar el nirvana, nos proporciona los medios necesarios
para acabar con el sufrimiento del ciclo de nacimiento, muerte y
renacimiento.
Existen
varios caminos, pero los más famosos serían el de los Tres
Aprendizajes y el del Óctuple Sendero (astangikamarga).
Los tres aprendizajes son: conducta ética, meditación y sabiduría.
La
conducta ética (sila)
es la que hemos de seguir para no cometer actos nocivos, tanto de
cuerpo como de palabra. Estos actos se corresponden a los siete
primeros actos no-virtuosos que se aprenden en la Segunda Verdad.
Según el buddhismo, es imposible controlar la mente (2º
aprendizaje) hasta aprender a controlar nuestro cuerpo.
El
segundo aprendizaje es el de la meditación (samadhi).
Consiste en concentrarse focalizando toda nuestra atención en un
objeto o idea determinada durante un periodo de tiempo duradero.
Contraria a la idea del 'trance', la meditación buddhista consiste
precisamente en evitar el desvarío y el movimiento aleatorio de
nuestros pensamientos. Sólo cuando una persona es capaz de llevar
sus pensamientos a ese objeto con rapidez y mantenerlos ahí sin
esfuerzo se dice que ha alcanzado la Serenidad (sámatha). Una
vez se ha conseguido ese estado mental se puede proceder al tercer
aprendizaje y ahondar en la naturaleza de nuestra vida y nuestro
mundo, alcanzar la sabiduría.
Alcanzar
esta sabiduría (prajna) es un proceso gradual y complicado, y
con ella podremos llegar a la liberación del samsara.
Primeramente podemos acceder a ella a través del estudio de textos,
sutras, escuchando las enseñanzas de los Ahrat... En segundo
lugar hemos de hacer una reflexión sobre lo estudiado, meditar. Y
por último, en el estado de serenidad, al cual accedemos después de
la meditación, podemos alcanzar un estado de sabiduría suprema y
adquirir la “visión profunda” (vipasyana).
El
Óctuple Sendero es similar al camino de los Tres Aprendizajes, pero
dividido en ocho partes, cada una de ellas correspondiente a un
aprendizaje. La acción correcta, la palabra correcta y la forma de
vida correctas son la conducta ética. La atención correcta, la
meditación correcta y el esfuerzo correcto son la meditación. Y el
punto de vista correcto y la intuición correcta son la sabiduría.
Por
último, las Cuatro Nobles Verdades no son sucesivas. Normalmente
para su estudio se agrupan entre las Verdades que te muestran lo que
hay que eliminar (la Primera y la Segunda) y en las que te dicen lo
que has de hacer (Tercera y Cuarta). Y dentro de cada una de ellas,
como ya se ha visto, existe un desarrollo que sí es gradual y
sucesivo. No puedes comprender del todo la Primera Verdad hasta que
no has llegado al final del Óctuple Sendero, que se aprende en la
Cuarta Verdad. Además, se dice que estas Cuatro Nobles Verdades solo
son realmente verdaderas para alguien que ha alcanzado la Iluminación
o Despertar, momento en el que las comprende a la perfección.
Bibliografía
- S. Lopez, Donald, El Buddhismo: Introducción a su historia y sus enseñanzas, Barcelona: Editorial Kairós, 2009, 407pp.
- Cheng, Anne, Historia del pensamiento chino, Barcelona: Edicions Bellaterra, 2006 (1º reimpresión), 628pp.
- Eckel, Malcolm David, Entender el Budismo, Barcelona: Blume, 2004, 111pp.
- El sermón de Benarés: http://www.eabweb.arrakis.es/Textos/India/El%20sermon%20de%20Benares.html
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