Breve artículo sobre los avances tecnológicos en la China premoderna y su repercusión la forma de ejercer la guerra, realizado para la asignatura de Historia Premoderna del Asia Oriental (2º curso).
Tecnología y Guerra
A lo largo de la historia de
China, la guerra ha ido evolucionando en formato y magnitud. Los
avances tecnológicos relacionados con ella están sujetos a cambios
sociales, económicos y políticos, y la mayoría consisten en la
introducción de nuevos materiales y armas.
En la dinastía Xia los
materiales más comunes para la fabricación de armas, como hachas o
flechas, eran la piedra pulida, la madera y el hueso, herencia de las
culturas Yangshao y Dawenkou. Se comienza a practicar además la
técnica de la tierra apisonada para la construcción de ciudades y
la posterior fortificación de alguna de ellas, si bien las murallas
no serán un elemento habitual hasta la época de los Zhou.
El descubrimiento del bronce
a finales de los Xia marca el fin del neolítico y va unido al
surgimiento de la dinastía Shang, que adoptará dicho material para
fundir nuevas armas y objetos destinados a la guerra. Las
hachas-puñales ge eran las
más habituales y se hacían de cobre, de piedra o incluso de jade.
La guerra estaba reservada para las clases sociales elevadas, y el
carro de combate, además de ser un instrumento de guerra, pasa a ser
un emblema de las casas nobles y del rey para poder combatir con
honor: a más carros, más poder. Eran carros de caja cuadrada
tirados por dos caballos, y algunas de sus piezas y los arneses
estaban fabricados con cobre.
A principios de la dinastía
Zhou se mantuvo el bronce para la fabricación de armas, pero con el
descubrimiento del hierro y los cambios sociopolíticos de la época
pronto se dieron nuevos cambios tecnológicos. Durante los Reinos
Combatientes los arcos retroflexos de doble curvatura, utilizados
desde la Antigüedad, dan paso a un tipo de ballesta tensada con el
pie, que se irá perfeccionando durante siglos. A mediados del siglo
VI aC aparecen la espada de hierro y la caballería, probablemente de
influencia esteparia, e incluso se adopta una vestimenta de túnica y
pantalón más práctica para montar. Debido a la creciente
importancia de la infantería en detrimento a los carros, también se
va mejorando la fabricación de armaduras. A partir del siglo III aC
el hierro pasa a ser tan común como el bronce en la fabricación de
armas: se mejoran los fuelles para las fundiciones y se practica la
producción en cadena, mejorada con la técnica del martilleo para
afilar hachas, cuchillos y espadas.
Con la
llegada del primer emperador Qin comienza una época de mejoras
técnicas a gran escala: para defenderse de los xiongnu se
alza una Gran Muralla al norte de China; para mejorar el
desplazamiento de tropas y reservas se construye una gran red de
carreteras, incluída la zhi dao o 'camino recto' en la zona
estratégica de Xianyang hasta el desierto de Ordos, con más de
800km de largo; también se contruyen canales para facilitar las
expediciones militares, como el que une el Yangzi con el río Xi.
Durante
los Han, además de continuar con las grandes obras empezadas por los
Qin, se mejorarán las comunicaciones para las batallas creando
puestos vecinos de vigilancia y un sistema de lenguaje codificado con
banderillas rojas y azules. Aparece también el fuelle de pistón
doble, que generará una temperatura mayor para las fundiciones, y el
molino de agua, introducido durante la usurpación de Wang Mang,
generará la fuerza hidráulica necesaria para facilitar el uso de
dicho fuelle. Gracias a esos progresos realizados en pos de la
siderurgia, el hierro pasa a ser el material más común para la
fabricación de las armas: los Han utilizaron sobretodo espadas,
hachas, arcos y flechas, ballestas, catapultas e incluso alabardas.
Gernet,
Jacques, El Mundo Chino. Barcelona: Editorial Crítica, 1999.
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